Tras el prolongado y tórrido verano, alargado
hasta el punto de comerse medio otoño, a mediados de noviembre una ola de frío
anticipado unida a vientos favorables reunió los condicionantes ideales para la
llegada de una importante oleada de grullas, permitiendo al equipo de censos de la Zona Centro
cuantificar un nuevo record de la especie para esas fechas, con nada menos que
43.051 ejemplares, casi 2.000 aves más que en las mismas fechas del año anterior.
Las escasas lluvias otoñales han conseguido
posponer las labores de fangueado en muchos arrozales, lo cual unido a cierto
retraso en la recogida de las cosechas de maíz a derivado el grueso de esta
ingente cantidad de grullas a los rastrojos de arroz quedando muchas futuras hectáreas
de rastrojeras con maíz como reserva para los duros meses estrictamente
invernales.
Poco se puede esperar de la aportación de
nuestras sufridas dehesas a la necesidad de sustentación de tan ingente tropel
de grullas, las enfermedades del arbolado siguen campando a sus anchas, la
escasa bellota de los mismos esta fuertemente aprovechada por el ganado, y lo
que es peor, aún se siguen arrancando y deteriorando encinares en pro de los
cultivos intensivos de regadío, todo un disparate que finalmente solo conseguirá
la caída de unos precios que pueden hacer llegar a no rentabilizar su
continuidad.
Llegaron también las espesas nieblas y brumas
matutinas, que dan al paisaje un cierto halo de melancolía, de la cual continuamente
te abstrae el frecuente trompeteo de nuestras amigas. Otras muchas especies de
aves han seguido el mismo camino que las grullas, entre ellas no menos de 8.000
ánsares comunes hasta la fecha, y otras cuantas miles de aves acuáticas, limícolas,
rapaces y multitud de paseriformes, todo un deleite para disfrutar el
otoño-invierno en la Zona Centro.
Miles de Ánsares en vuelo.
Entre los miles de grullas llegadas estos últimos
días a nuestra tierra, nuevamente tengo la fortuna de reencontrarme con viejas
conocidas de invernadas pretéritas, algunas de ellas fieles cada año a nuestra
cita, otras más divagantes, vueltas a observar tras años sin aparecer ante el
telescopio, toda una alegría en estos
tiempos que corren, en lo que casi todo es tan efímero.
Una de estas aves, del centro de Suecia para
más datos, pude verla la semana pasada en unos arroces no muy lejos de mi casa;
nada mas echarla el ojo, barrunte que era una vieja conocida, ¡y tan
vieja!...nada menos que 13 años que la vi por primera vez de pollo en su primer
viaje, allá por el año 2.000, más adelante y algunos inviernos la observaba por esta zona,
al menos hasta 2.003, y tras 10 años sin volver a coincidir, que bonito saber
de ella. Con esa edad normalmente ya no tienen descendencia, como era este el
caso, pero la vi bien de aspecto y muy vigilante a todo lo que sucedía a su
alrededor, una "veterana" en sobrevivir a muchos kilómetros de viaje
por toda Europa.
Sean bienvenidas a Extremadura, y ojala en
los 4 meses que pasaran en nuestros campos no se cruce ante ellas un tendido eléctrico
invisible en un día de niebla, un escopetero mal encarado o un cumulo de
molestias que las hagan insoportable su estancia, tal vez ya no encontraran
aquel idílico encinar tranquilo en el cual pasaban los inviernos de antaño; a
cambio les quedan los abundantes rastrojos de arroz y maíz, monótonos y
aburridos pero bien surtidos de alimento, que al final es lo que cuenta.
Parecida alegría a la que has sentido al ver a esa valiente y veterana Dama que conociste de jovencita, he sentido al leer todo lo cuentas. Palabras llenas de nostalgia, esperanza y realismo. Impagable tu labor. Gracias por volver a tu blog, como vuelven ellas a su tierra.
ResponderEliminarHola Paloma. De momento quiero aprovechar el tiempo que estén con nosotros las Damas grises para aprovechar su compañía, luego ya tendremos tiempo de "gastar bolígrafo". Un saludo
EliminarSi señor ya estan aquí. a disfrutar de ellas.
ResponderEliminarUn saludo Manolo
Hola Jerónimo, claro que si, que para eso las tenemos en la puerta de casa. Un saludo
EliminarBuen trabajo
ResponderEliminarGracias Arcadio, intentaremos seguir trabajando por nuestras amigas.
EliminarBonito blog.El proximo fin de semana queremos viajar a Navalvillar a ver las grullas.Cual es un buen lugar para disfrutar viendolas llegar a sus dormideras al atardecer? Muchas gracias por la información.
ResponderEliminarDisculpen no haber podido responder con tiempo sus dudas. Aunque supongo que la respuesta se la dio su estancia en nuestra tierra, ya que muchos de los arrozales de la Zona Centro ejercen de dormideros. Un saludo
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