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miércoles, 19 de octubre de 2016

Atentado medioambiental en la Dehesa de Zarzalejo



Desde Grus-Extremadura nos hacemos eco de un verdadero atentado contra las dehesas de la Zona Centro de Extremadura, como se puede calificar la transformación de alrededor de 500 hectáreas de un encinar bien conservado hasta hace poco tiempo, situado en el Término Municipal de Logrosán (Cáceres), y recientemente transformado en un cultivo intensivo de olivos y almendros.
  El enclave,  situado en la finca “Zarzalejo” presentaba unos valores ecológicos de suficiente entidad, para derivar que Adenex en los años 90 lo declarase Reserva Biológica en unión de otras fincas bien conservadas de la zona, y que conformaban la “Estación Biológica de las Dehesas”.
  Fueron muchos los visitantes provenientes del centro y norte de Europa que quedaron admirados con la riqueza en aves del lugar, destacando la presencia de miles de Grullas a lo largo del invierno, pero también usada como zona de alimentación, invernada  y reproducción de especies tan emblemáticas como la Cigüeña negra, Elanio azul, Águila real, Águila perdicera, Alimoche y Buitre negro.


  La Junta de Extremadura conocedora de todos estos valores, y sobre todo del buen estado de conservación de estas dehesas declaro sobre el papel su conservación bajo las figuras de Zona de Especial Conservación para las Aves “Vegas del Ruecas, Cubilar y Moheda Alta” y también Zona de Especial Conservación “Dehesas del Ruecas y Cubilar”. Figuras de protección que de nada han servido para proteger tan singular dehesa, y que nos hacen ser pesimistas respecto de la conservación del resto de estos espacios.
  Tampoco se comprende la autorización que Confederación Hidrográfica del Guadiana ha emitido para la puesta en riego de un sector que se encontraba exento de los mismos según los planes de la Zona Centro. En todo caso no se trata de un caso aislado, aunque si de una envergadura inusitada,  y estos últimos años se vienen observando destrucciones indiscriminadas de áreas con notables valores ambientales, sobre todo en los términos municipales de Navalvillar de Pela y Logrosán, pero también en otros como Acedera, Madrigalejo y D. Benito. Estas transformaciones empiezan a pasar factura en muchas especies protegidas que sobrevivían en la Zona Centro, y que están avanzando progresivamente hacia su extinción como es el caso del Aguilucho cenizo, el Sisón, el Cernícalo primilla, así como la rarefacción de las mencionadas anteriormente.


viernes, 22 de julio de 2016

LOS RENACIDOS




 Las 17h del día 20 de julio, más de 50º al sol en plena Serena, no se oyen cantar ni las chicharras, la ola de calor sahariana a transformado estos secarrales precisamente en eso…prácticamente un desierto inhabitable. En ese preciso momento surgen del montón de paja al que habíamos trasladado aquellos pollos poco menos que sentenciados a morir, como tres aves fénix, los tres magníficos jóvenes cenizos, renacidos una y mil veces en las pocas semanas de vida que aún les asisten, en un argumento igual o más dramático que el representado en la película del mismo nombre y protagonizada por Leonardo DiCaprio.
  La historia comienza en un trigal de poco más de una hectárea, ubicado al sur del Embalse de Orellana, allí pone sus cuatro huevos la aguilucha, apenas en un pateadero, porque ya sabéis lo poco complicada que es esta especie a la hora de hacer nido, otra cosa son las necesidades que seguramente requiere la especie, en lo cual como es natural son verdaderos expertos: buenos posaderos para vigilar el nido, pastizales cercanos para buscar alimento, tranquilidad…, la elección de la fecha por esta pareja, seguramente por alguna incidencia sobrevenida, sin duda la más letal para la reproducción de los cenizos, el 6 de junio se encuentra en fase de huevos cuando comienzan a volar muchos de sus congéneres en otros nidos, todo un hándicap para que lleguen a buen puerto los proyectos de perpetuación de esta pareja, se cruzara por medio lo más crudo del verano y sobre todo el campo quedara agostado y sin recursos en la fecha tan tardía en que se prevé el vuelo de los jóvenes.


  Cuando se produce la siega el 28 de junio, los pollitos apenas cuentan alrededor de 10 días de edad, a esas edades permanecen relativamente quietos en el nido, al paso de la cosechadora, nos encontramos vigilantes, pero podéis imaginaros el terror al paso de semejante mastodonte que rompe la tranquilidad en la que vivían desde sus pocos días, y sobre todo el desamparo en el que ha quedado su “vivienda” tras la brutal siega, rodeados por unos metros de espigas y unas tiras de paja, lo que antes era para ellos un pastizal enorme y seguro.


  La hembra siempre solicita aporta pequeñas raciones de alimento que consigue en el entorno del nido, y que sirven para ir parcheando el hambre en tanto llega el macho con presas más contundentes. En ocasiones cuando llegan los papas con la comida, aparece el “pirata” del Milano negro, que tras persecución insistente de los progenitores consigue que estos suelten la presa, parasitando su trabajo para sacar adelante a nuestros protagonistas.
  A los pocos días, llega otro de esos momentos críticos para los pequeñuelos…la empacadora; igual de letal que la cosechadora, si los jóvenes aguiluchos han decidido salir del nido y esconderse bajo las hileras de paja, inmisericordemente serán atrapados y formaran bolas de plumas incrustadas en las alpacas. Este es el caso, tenemos que retirar los pollos a su paso, están en esa edad peligrosa en la que su inquietud les juega esas malas pasadas. A continuación quedan si cabe más indefensos, ya solo les queda el manchón de espigas alrededor del viejo nido, y aún les faltan algo menos de dos semanas para iniciar sus vuelos.
  El 12 de julio, recibimos otra mala noticia, en breve tienen que meter el ganado en la hoja del rodal (las fechas obligan a meter las ovejas en los rastrojos, o comprar piensos, todo se empieza a secar irreversiblemente…); tras estudiar las inmediaciones comprobamos que existe una parcela a escasos 20 metros cuya paja no fue recogida porque se encuentra mojada por debajo, debido al fuerte granizo que cayó en la tormenta de primeros de julio, ¡¡¡pobres aguiluchos, hay que imaginarlos no solo superando las dos olas de calor que llevamos en julio, sino también las fuertes tormentas de granizo que cayeron en la zona, todo un reto a su supervivencia!!!.


  Trasladamos los pollos, a 8-10 días de volar, a un nido artificial conformado por una montaña de paja, con una abertura en lo alto para que pueda acceder la madre con las cebas; el sitio parece ideal, hay una linde con pasto que les servirá para completar su desarrollo e iniciar los vuelos, si lo permiten zorros, perros, meloncillos, milanos negros, jabalíes, águilas calzadas, búhos reales…, y un largo etcétera de posibles predadores que por esas fechas ya encuentran escasez de alimento en el campo.


  Por fin, el 20 de julio y tras muchas peripecias nuestros amiguitos ya vuelan, unos mejor y otro peor, aún permanecerán en el entorno de su área de cría otras 2-3 semanas perfeccionando su vuelo y aprendiendo a cazar. Desgraciadamente aquí no acaban sus problemas, ahora es el momento de los accidentes, no pocos jóvenes se estampan contra los vallados ganaderos, contra tendidos eléctricos e incluso contra vehículos; se pueden ahogar en charcas, y además su vuelo torpe invita a muchos predadores a capturar una presa fácil.


  El Aguilucho cenizo necesita una productividad alta para reponer las muchas bajas que sufre a lo largo de su periplo vital, también la migración transahariana presupone un importante sumidero de jóvenes; esta productividad no se produce todos los años, desgraciadamente cada vez son menos, las primaveras secas, los ciclos de siega en cereales cada vez más cortos (lejos quedan los tiempos en que muchos pueblos celebraban en las fiestas de agosto el final de la siega), la falta de alimento, y sobre todos ellos la pérdida de su hábitat conforman un panorama desalentador. Estos hábitats ligados a la agricultura en secano son cada vez menos valorados por los agricultores, su baja productividad les hace ser poco menos que estorbos en su bolsa económica, y por desgracia tampoco medioambientalmente se valoran debidamente, así nos encontramos con especies ligadas a estos medios que en poco tiempo han pasado a situarse al borde de la extinción, como el caso de los cenizos, y por ejemplo el Sisón, especie que no hace mucho era significativamente numerosa.


  2016 ha sido un buen año para los aguiluchos cenizos en esta zona, con una productividad próxima a 1’8, muy por encima del 1’3-1’4 que necesitan para reponer sus poblaciones, todo ello gracias a un voluntariado muy sacrificado, una aportación parca por parte de la Administración, y por suerte una sensibilización cada vez más asentada en los colectivos de agricultores; aún estamos lejos de su salvación, pero al menos este año si podemos hablar de “los renacidos”.


 


miércoles, 9 de marzo de 2016

ULTIMAS NOTICIAS DE LA FAMILIA ALEMANA




  Desde mediados de noviembre han permanecido entre nosotros, ligadas a una parcela muy concreta de la Zona Centro, donde se combinan rastrojos de arroz y maíz con un viejo olivar,  y algunas siembras de cereal en secano.
  El pasado 9 de febrero las vi por última vez en aquella zona, me sorprendió porque los adultos parecía que iban por su lado, y el joven, aunque relativamente cerca de los padres aparentaba una cierta independencia en comparación con el fuerte apego que había manifestado hasta pocos días antes, me paso por la cabeza que quizás era el momento en que los adultos se marcharían dejando al mozo con una vida aparte.
  Los tres componentes de la familia nacieron en la zona de Brandenburg, en el este de Alemania, ya cerca de la frontera polaca; no muy lejos de Berlín, y dentro de la reserva de Schorfheide Chorin (de grato recuerdo por la visita que efectúe para recorrer los territorios de cría de la especie en junio de 2006).
  Entre ambos puntos distan 2.200 kilómetros de distancia, recorrido de vuelta que han realizado en 15 días, las tres juntas, pues el 26 de febrero las controlaron unidas, a un solo kilómetro del lugar donde nació el joven en 2015.

  En marzo aún permanece la familia unida, en las tierras que las vieron nacer, desde luego no va a ser por falta de experiencia, teniendo en cuenta que cada componente de esta pareja ronda los 22 años, y que desde hace varios años llegan a Extremadura acompañadas de su pollo en años alternos…quizás por eso no tienen prisa en separar sus vidas, permitiendo que el jovencito disfrute de su compañía y protección más tiempo.

martes, 23 de febrero de 2016

Mortandad masiva de patos en Sierra Brava


  
Nuevo desastre medioambiental en la Zona Centro, ayer se encontraron en las orillas del embalse de Sierra Brava (en otro tiempo la mejor zona húmeda extremeña ), centenares de aves acuáticas muertas en sus orillas, en su mayoría Patos cucharas, pero también algunos Ánades reales, Cormoranes grandes…
  Los restos de estas aves fueron recogidos por funcionarios de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, que los trasladaron al centro que la entidad posee en Sierra de Fuentes, donde se analizaran las posibles causas de un desastre de tal magnitud.


  La posible intoxicación de las aves pudo producirse tanto en las aguas de dicho embalse, lo cual indicaría un problema de contaminación importante, como en los campos de alrededor donde se trasladan por las noches a alimentarse.

  Esperemos que la Junta de Extremadura, averigüe y ataje las causas que han llevado a este punto, a uno de los buques insignias de la naturaleza de la región visitado por miles de turistas ornitológicos.

lunes, 15 de febrero de 2016

Vuelta a las raíces

  



 A punto de finalizar la invernada, parece que todo el mundo plantea lo atípico del comportamiento de las grullas en la Zona Centro, con una notable disminución de efectivos en la segunda mitad del periodo, que en algunas zonas a llegado a ser muy acentuado, de momento el paso migratorio no ha permitido recuperar estas poblaciones, lo que indica que no quedan muchos recursos para ello.
  La llegada masiva de aves desde primeros de octubre, trajo consigo un aprovechamiento elevado de siembras de cereal,  rastrojeras de arroz y maíz, desde un momento excesivamente temprano. No quedan lejos aquellos años en que las grullas arribaban masivamente a partir de los Santos (primeros  de noviembre), fechas que tenían muy presentes los agricultores  y además estaban marcadas en el saber popular. Hoy en día, disponen de rastrojeras de arroz y maíz desde finales de septiembre, y este factor seguro que influye en tales circunstancias.
  El buen tiempo otoñal ha permitido los trabajos agrícolas sin contratiempos, con fangeados en todas las parcelas adecuadas, arado de rastrojeras de maíz, gente en el campo constantemente y cazadores a sus anchas en cualquier rincón. Las grullas estuvieron más nerviosas de lo habitual desde el principio, y al final, la trashumancia invernal de aves que pasan de los regadíos a los encinares fue mucho más intensa que en las anteriores temporadas.
  Van quedando cada vez menos encinares en el entorno inmediato del regadío, devorados por el arado, magnificas manchas en Las Rañas de Pela, la cola del embalse de Cubilar o en la Vega de Zarzalejo han pasado a ser historia en los últimos tiempos; y no solo eso, por todas partes se observa un cambio de cultivos poco beneficioso para la especie, aquí y allá nuevos olivares y frutales. Finalmente se van cumpliendo las previsiones que hace 20 años nos hacíamos dentro del colectivo naturalista: “el aprovechamiento de los regadíos por parte de las grullas, es pan para hoy y hambre para mañana, pues estos cultivos están supeditados a los vaivenes del mercado, y en el futuro  los encinares estarán hipotecados por la vorágine agrícola”. Una  espiral sin solución, a mayor cantidad de regadíos, menores precios, y más cambios en los mismos…ni las grullas ni ninguna otra especie se puede adaptar en tan corto espacio de tiempo a semejantes alteraciones en su hábitat.


  Algunas de las grullas anilladas observadas en aquella primera fase de la invernada, han vuelto a reubicarse en encinares más o menos lejos de la Zona Centro, en la Siberia, la Serena, Campo Arañuelo, y seguramente por el sur de la provincia. Nuevamente y como ya se dejaba entrever en aquel primer proyecto Grus realizado por la SEO hace casi 40 años, sobre la utilización de la Zona Centro como colector de las aves que entran en la región: volvemos a las raíces grulleras, pero ahora con menos margen de beneficio para ellas.
  Lo que no cambia son los frecuentes accidentes que sufren las aves en el entramado de tendidos eléctricos y vallados de fincas, que todos los inviernos se cobran su tributo, en el caso de la imagen un joven atrapado y muerto en los alambres de una valla ganadera coincidiendo con un periodo de densas nieblas.