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sábado, 26 de febrero de 2022

Migración, fin de invernada y destrucción de las Talarrubias

Grullas remontando con las corrientes térmicas.
A principios de esta semana se produjeron los últimos vuelos migratorios de grullas correspondientes al grueso de la población del presente invierno. Ya desde el 7 de febrero se constato un importante y tempranero paso en dirección al noreste, conformado por varios miles de grullas; el movimiento de mayor envergadura se produjo una semana después, para suavizarse paulatinamente hasta el 20 y 21, cuando observe los últimos grupos de cierta entidad en paso a las lejanas tierras del norte y centro de Europa.
 La migración fuerte en fechas tan tempranas, puede estar en parte ligada a la extrema sequia que padece el suroeste español, sequia que cada año parece más larvada y que puede tener conexión con el tan cacareado cambio climático, todo ello se repite estos últimos años, aunque en líneas generales la variación en las fechas migratorias respecto a 30 años atrás puede ser de algún escaso día. 
 Resulta espectacular, a media mañana cuando se va calentando el aire, ver cómo se van acercando las diferentes formaciones de grullas, y cuando llegan a ciertos puntos, a modo de ascensor toman las corrientes térmicas para elevarse, como si fuesen aspiradoras que absorben grupos de diferente tamaño que se van incorporando procedentes de todo el entorno, en estás térmicas se puede ver en ocasiones como se mezclan con otras aves planeadoras como los buitres o cigüeñas, para finalmente tomar vuelo claramente decidido hacia su objetivo norteño.
Buitre leonado acompañando a las grullas.
Habitualmente ruidosas, las grullas en esos momentos de vital importancia para ellas, parece que redoblan su poderosa voz, el ruido a veces se vuelve ensordecedor, sin duda se van comunicando unas a otras que llego el momento de volver a las tierras donde nacieron y donde realizan la fase más importante de sus vidas: la reproducción. 
 Aproximadamente 3 horas después del inicio de estos vuelos, las grullas dejan de pasar, los pocos grupos que se ven, aterrizan en los puntos donde se sedimentan aún congéneres, para retomar el viaje al día siguiente. Controlan sus vuelos como si fueran aviones, sabedoras de las condiciones meteorológicas que encontraran y también de las distancias-tiempos que necesitaran para llegar a sus paradas de reposo y repostaje. 
 Esas rutas que han utilizado ancestralmente para realizar sus viajes, al igual que sus cuarteles de invernada, han permanecido relativamente estables a lo largo de muchos años, sus dehesas y pastizales, los campos de labor que estos últimos años sufrieron la transformación a grandes campos de maíz y arroz que a la postre tanto las beneficiaron. Pero últimamente esos cambios se producen demasiado rápidos, parece como si el ser humano hubiese cambiado de revoluciones y quisiese alterarlo todo lo antes posible. Imaginariamente, supongo a las grullas, con sus razonamientos biológicos establecidos a lo largo de siglos: donde lleva el camino que ha tomado el ser humano?.
 Y vienen estas reflexiones al hilo de un nuevo recorte de las zonas de alimentación y campeo tradicionales que tenían las grullas en la Zona Centro de Extremadura, en concreto en la rimbombante y cada vez más cercenada ZEPA y LIC “Dehesas del Ruecas, Cubilar y Moheda Alta”, en esta ocasión han sido cientos de hectáreas de pastizales y campos de cereal en secano, los transformados en un inmenso monocultivo de almendro en la finca “Las Talarrubias”.
Zonificación de la ZEPA Moheda Alta, marcado en rojo la nueva transformación.
Muchas de estas hectáreas, según el mapa de zonificación de dicho espacio, estaban catalogadas como de alto interés, incluso de interés prioritario, de poco ha servido tanta literatura legisladora, cuando no hay verdadero deseo de preservar espacios naturales para las generaciones venideras (como una y otra vez demuestran los políticos que nos rigen), de poco valen.
Explanada transformada en cultivo de leñosas.
Un territorio de Águila perdicera ha sido brutalmente transformado, en la imagen podemos ver a la pareja precisamente devorando una grulla capturada en una de las explanadas transformadas. La zona de invernada de algunas Cigüeñas negras tampoco se ha salvado del cambio, al igual que los territorios de cría o alimentación de otras especies igualmente catalogadas como el Aguilucho cenizo y el Elanio azul. Para las grullas era una zona habitual de campeo, donde descansaban y se alimentaban muchas de ellas, como se puede ver igualmente en la imagen de la explanada.
Pareja de Águilas perdiceras cazando en la explanada transformada.
Cigüeñas negras invernantes en las Talarrubias.
Concentración de grullas, donde ahora es un cultivo de leñosas.
Moheda Alta, Casahitos, Zarzalejo, La Suerte, Las Talarrubias, La Copa, Vera de Gorbea, Mesas Altas…paraísos ornitológicos que quedan para el recuerdo, y que en esta sociedad que camina tan rápido, muchos ya no recordaran, y otro ya no verán. Tampoco serán las ultimas, pues todas las expectativas en la tierra de la sequia, pasan por regarlo todo.