A lo largo de los meses veraniegos, es
costumbre y necesidad, en muchos ganaderos de esta zona complementar la escasa
comida de las ovejas que conserva el campo (rastrojeras y pasto seco), además
de con abundantes piensos compuestos, con camiones de fruta que en forma económica
les proporcionan las cooperativas frutícolas del entorno.
En principio, y
cuando la fruta conserva algo de jugosidad obviamente es aprovechada por las
ovejas, convirtiéndose posteriormente en un amasijo de fruta seca aparentemente
sin vida que guarda en su interior un
recurso improvisado para algunas especies de aves que tan escasas de ellos
andan a estas alturas del año: un mana de gusanos de la fruta, que entre otros
insectos sobreviven en aquellos restos.
Chorlitejos chicos,
Rabilargos, Cogujadas, Lavanderas blancas, Estorninos negros..., entre otras
son algunas de las especies beneficiadas por tal situación; algo que venía constatando
hace ya varios veranos al visitar la Dehesa comunal de mi pueblo.
Lo que realmente me sorprendió hace pocos días
fue el volumen tan importante de Abubillas que se alimentaban de los
mencionados gusanos, sumando en algunos momentos alrededor de 80 individuos,
agrupación que con anterioridad no había visto ni tenía referencias con esta
especie. Realmente curioso ver tantos ejemplares enfrascados juntos en tan
ardua tarea.
Ya ubicado en el
lugar me sorprende la gran querencia de las aves, pues apenas se alejan unos
metros ante la presencia del coche, decido parar un momento y no tardan en
regresar situándose a escasos metros de mí, permitiéndome disfrutar de sus técnicas
de alimentación.
En el caso de las
Abubillas, observo cómo tras rastrear con sus picos la inmundicia de la superficie
a menudo se sientan sobre los tarsos de
sus patas; este rastreo con notable
frecuencia acaba con el éxito de conseguir con la punta de su pico el
pertinente gusano y a continuación en un acto de malabarismo lanzarlo hacia
arriba y con notable precisión engullirlo con facilidad superando de esta forma
los centímetros que separan la punta del pico de su boca.
Todo un ejercicio de maestría
en el uso de sus herramientas físicas y todo un espectáculo el ofrecido por
estas bonitas aves que en su sencillez y cercanía a veces ignoramos dejando de
lado.
La naturaleza no deja de sorprendernos. Da una alegría saber que hay tanta y tanta gente que disfruta observándola y hoy en día con el "internet" tenemos la oportunidad de compartir la misma pasión. Un saludo
ResponderEliminarHola Sebastian, como bien dices la naturaleza es un pozo de sorpresas, y con esta "herramienta" de internet siempre podemos conocer un poquito más gracias a la aportación de unos y otros.
EliminarUn saludo, y espero nos veamos este invierno por tierra de grullas
Buen regreso Manolo! te fijas en las soluciones que tiene la naturaleza? su capacidad de aprovecharlo todo? la terquedad de la vida?
ResponderEliminarEspero impaciente noticias de las Princesas Grises, sabes algo de ellas?
Saludos cordiales
Gracias Paloma, la vida (y también la muerte) es lo que tiene...son tercas y nunca desaparecen.
EliminarDe nuestras comunes amigas comentarte que ahora están concentrándose en las áreas de reunión previa a la migración, y supongo que en poco más de un mes comenzaran a verse por aquí las primeras.
Un saludo
Muy interesante la entrada amigo Manolo. Nunca he visto tantas abubillas juntas!!
ResponderEliminarUn abrazo!!
Gracias amigo Ramón, la verdad que yo tampoco vi nunca tantas juntas, en ocasiones va uno buscando algo "grande", y encuentra una lección en lo aparentemente pequeño.
EliminarUn abrazo!!!
Hola,
ResponderEliminarinteresantísima entrada, nunca vi tantas juntas.
buen trabajo y bien documentado con estupendas fotos, la última está genial.
saludos
Hola Javier,
EliminarGracias y bienvenido a Grullas veo. Apenas comienzo como fotógrafo, las abubillas se expusieron muy cerca y durante todo el tiempo del mundo, motivo por el cual alguna quedo regular, en todo caso el fondo era poco contrastado por cuyo motivo pierden fuerza las imágenes,
Un saludo