Seguidores

sábado, 12 de enero de 2019

Herederos





  Transcurrido el ecuador de la invernada de grullas, y sacudiéndome la pereza, desde hace algunos días quería ponerme delante del ordenador a escribir sobre tan insigne especie y los campos que la cobijan; el titulo de la entrada me lo proporcionan en bandeja de plata un par de aves anilladas que he podido ver en los últimos días y que me han traído recuerdos de la añorada pareja de grullas alemanas que tantos ratos buenos me proporcionaron, observándolas  estos últimos inviernos, recordad que el año pasado el macho superviviente ya apenas podía sujetarse sobre sus patas debido a los tumores que tenía en ambas tibias probablemente producidos por sus anillas. A partir de aquellas últimas citas no se han tenido más observaciones de este ave, y por su condición física lo más probable es que falleciese durante el viaje de vuelta al norte. Al menos queda su prole, que fiel a su cita con la tierra extremeña que les vio pasear junto a sus padres en temprana juventud, vuelven cada año a recorrer esos campos heredados. Ya llegan con sus respectivas parejas y seguramente en el futuro ellos mostraran a sus descendientes las mismas tierras que conocieron.

Descendiente de la familia alemana. En la presente invernada.

Descendiente de la familia alemana, la presente invernada.




     
Familia alemana con los ejemplares anteriores en su primer año. Noviembre 2016

  Desafortunadamente no corren buenos tiempos para la especie, y esos campos heredados, en los cuales convivían hombres y grullas, cada vez están más cercenados, el olivar intensivo y superintensivo se extiende como una mancha de aceite sobre su territorio de campeo, esta mañana estuve observando la gran extensión de arbolitos que están poniendo en los Bodonales de Acedera (parece ser que alrededor de 700 hectáreas), apenas hace dos inviernos era un hervidero de grullas, pero también en esas dehesas se reproducían Elanios azules, Águilas calzadas, Aguiluchos cenizos, Cigüeñas blancas, Búhos reales…, buscaba alimento el Águila perdicera y la Cigüeña negra entre otras especies; por todo ello, este sector fue declarado Reserva Biológica por parte de Adenex en los años 90. No hubo misericordia y la única dehesa de entidad que se encontraba en la parte central de la Zona Centro quedo cercenada de manera brutal.

Bodonal de Acedera, en enero de 2019

  La ZEPA de Moheda Alta no corre mejor suerte, a pesar de estar protegida por normativas europeas,  la mancha de aceite sigue su curso hasta abarcar un alto porcentaje de la misma, como se puede ver en el mapa adjunto, cada año el color rojo va ganando terreno, y las expectativas a pesar de la fuerte bajada en los precios de la aceituna son altas por convertir todo en un monocultivo que al final solo beneficiara a unos pocos.


  La Administración mira para otro lado, tras gastarse mucho dinero público en realizar instalaciones como observatorios de grullas, alojamientos, centro de interpretación de la especie…, y tener todas las facilidades del mundo en la puesta en funcionamiento de comederos; su desidia y desinterés han provocado esta situación, en la que paradójicamente el sitio menos indicado para ver grullas es donde se situaba su paraíso. En otras zonas de España y Europa se recuperan lagunas, se preparan comederos, se trata bien a la especie y sin duda el futuro premiara con creces estos desvelos, aquí como ocurre con el tren, llegaremos tarde, y en esta ocasión no podremos echar la culpa a los raíles, porque teníamos los mejores.
  En fin, no me quiero explayar en un tema que para mí es lacerante, tomare el camino de disfrutar de la especie, y haré algunas apreciaciones sobre aves anilladas que a lo largo del otoño tuve la fortuna de ir viendo. La grulla alemana de la fotografía es un caso interesante, pues tras pasar en soledad como veraneante todo el año en tierras extremeñas de la Siberia, se observo en compañía de sus congéneres en unos concurridos maizales.

Grulla veraneante, observada el pasado otoño.

  Dificultoso resulta el control de las grullas anilladas en Polonia estos últimos años, con combinaciones alfanuméricas, también pude ver y fotografiar una de ellas a escasa distancia,  su historial es poco menos que desolador, pues pocas opciones tienen de lectura salvo a corta distancia.

Grulla polaca con anilla alfanumérica.

  Otro caso complicado ocurrió con el ave anillada de la fotografía, de origen finlandés, que presentaba perdida la anilla superior izquierda, observándose un color verde cuya combinación era inexistente, citada previamente en Gallocanta.


  También pude controlar un joven macho de Aguilucho lagunero con marcas alares, en una actitud que suele ser habitual en la especie: como carroñera, en esta ocasión sobre los restos de una grulla. Realizadas las averiguaciones pertinentes, se trata de un ave nacida en Inglaterra, junto a su costa oeste que también ha realizado un importante esfuerzo migratorio, en este caso seguramente en soledad. Coincide esta cita, con el inicio en la ocupación de sus territorios habituales de cría de los laguneros autóctonos de la zona.