El momento
de independencia de las jóvenes grullas respecto de sus progenitores ocurre al
final de la invernada o durante el viaje migratorio de retorno a los países
donde se reproducen. En ocasiones ya a
finales de enero se pueden ver jóvenes al margen de sus padres en las zonas de
invernada.
La pasada invernada, tuve la fortuna de
controlar un grupo familiar territorial, muy apegado a una zona determinada
desde primeros de diciembre hasta su marcha, con tres de sus cuatro componentes
anillados, tan solo uno de los pollos escapo al marcaje. Circunstancia que me permitió documentar el
momento preciso en que se produce el viaje de los adultos, y los movimientos de
los jóvenes desde ese momento.
La última observación del grupo familiar
completo se produce el 14 de febrero, una vez más en la parcela adehesada y con
siembra de cereal donde era habitual encontrarlas, en esa fecha nada hacia presagiar que en breve
los padres abandonarían a su prole del año, más aún observando el celo que
demostraban ante cualquier intruso que se acercase a los jóvenes. Al día
siguiente ya no las veo allí, y desde entonces tan solo observo al joven
anillado en unas parcelas con rastrojos de arroz y maíz adyacentes al lugar
donde convivieron durante los meses anteriores.
Este joven anillado, probablemente en la
compañía de su hermano no anillado, y dentro del contexto de un grupo más
numeroso conformado por otros jóvenes de año y algún individuo subadulto,
permanece en la zona hasta el 13 de marzo, posteriormente y durante una semana
más veo el grupo de jóvenes cada vez más mermado, pasando de los 120 ejemplares
a finales de febrero a apenas 30 el 15 de marzo, para desaparecer de este
sector unos días después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario