Desde mediados de noviembre han permanecido
entre nosotros, ligadas a una parcela muy concreta de la Zona Centro, donde se
combinan rastrojos de arroz y maíz con un viejo olivar, y algunas siembras de cereal en secano.
El pasado 9 de febrero las vi por última vez
en aquella zona, me sorprendió porque los adultos parecía que iban por su lado,
y el joven, aunque relativamente cerca de los padres aparentaba una cierta
independencia en comparación con el fuerte apego que había manifestado hasta
pocos días antes, me paso por la cabeza que quizás era el momento en que los
adultos se marcharían dejando al mozo con una vida aparte.
Los tres componentes de la familia nacieron
en la zona de Brandenburg, en el este de Alemania, ya cerca de la frontera
polaca; no muy lejos de Berlín, y dentro de la reserva de Schorfheide Chorin
(de grato recuerdo por la visita que efectúe para recorrer los territorios de
cría de la especie en junio de 2006).
Entre ambos puntos distan 2.200 kilómetros de
distancia, recorrido de vuelta que han realizado en 15 días, las tres juntas,
pues el 26 de febrero las controlaron unidas, a un solo kilómetro del lugar
donde nació el joven en 2015.
En marzo aún permanece la familia unida, en
las tierras que las vieron nacer, desde luego no va a ser por falta de
experiencia, teniendo en cuenta que cada componente de esta pareja ronda los 22
años, y que desde hace varios años llegan a Extremadura acompañadas de su pollo
en años alternos…quizás por eso no tienen prisa en separar sus vidas, permitiendo
que el jovencito disfrute de su compañía y protección más tiempo.
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