A lo
largo del año, grullas y aguiluchos cenizos vertebran mis salidas de campo, y
el momento presente coincidiendo con el vuelo de la mayoría de jóvenes cenizos
es sin duda uno de los más gratificantes. Para llegar a este punto hubo un
trabajo previo importante, en el cual se conjuga la señalización de nidos con
la presencia en el momento de la siega, además de muchos contactos con
agricultores y cosecheros.
La primavera fue implacable, y nuevamente la
ya crónica falta de lluvias, unida a las altísimas temperaturas de primeros de
mayo, malograron no pocas puestas en fase de huevos y pollos pequeños; para
remate estas altas temperaturas se repitieron tanto en junio como ya de forma
natural en julio. Las tormentas con hasta 90 litros por metro cuadrado en
algunas colonias también se cobraron su tributo, por fortuna la productividad
quedo equilibrada por la efectividad reproductora de las parejas con éxito, que
sacaron adelante proles nutridas.
Un buen año de langosta en la zona, permitió
un recurso alimenticio vital para esta y otras especies esteparias, sisones y
avutardas sacaron adelante sus pollos, resultando frecuente observar estas
proles tras sus solicitas madres. En el caso del sisón, parece que la alegría
de su presencia volvió a nuestros campos, aún lejos de lo que se observaba
antaño.
Todo ello en el norte de la Serena, pues
hablar de la Zona Centro respecto de aves esteparias es entonar un réquiem por
las mismas, los pocos espacios que gozaban de condiciones para ellas, son cada
vez más pequeños e incluso desaparecen con el beneplácito de la administración,
como es el caso de "La Paridera" de Gorbea, cuya transformación en
regadío y plantación intensiva de frutales hace pasar a mejor vida sus otrora
interesantes poblaciones de cenizos, avutardas y sisones, dándose la paradoja
ya cotidiana de situarse dentro de la ZEPA "Vegas del Ruecas, Cubilar y
Moheda Alta", lo cual no es ningún obstáculo para su degradación
ambiental.
Otro gravísimo problema centrado sobre todo
en las avutardas es la presencia del tendido eléctrico entre Talarrubias y
Castuera, que atraviesa zonas muy querenciosas para la especie sin la
señalización adecuada, llenando su base de cadáveres de una especie tan
sensible, hasta 3 ejemplares en pocos cientos de metros. Un impuesto inasumible
para esta especie con la que paradójicamente se pretende atraer el turismo ornitológico,
el cual por cierto sacaría unas poco edificantes conclusiones sobre la
conservación de la especie en nuestra región. Parece ser que por fin se prevé
tomar medidas en el asunto, tras muchos años afectando a la reina de la estepa.
La zona tampoco fue ajena al notable paso de
Cernícalos patirrojos que se produjo en Extremadura el pasado mes de mayo, y
contamos con la presencia de 5 ejemplares descansando y alimentándose en
algunos barbechos de la zona.
Hace años leí un comentario acerca de la
naturaleza extremeña: "que gran vasallo, si tuviera buen señor....",
tras el paso del tiempo, es triste comprobar que no solo sigue vigente, sino que
cada vez se acentúa más.
Estupenda crónica de lo que acontece y bien narrada.Un saludo.
ResponderEliminarGracias Abel, así está el patio, o al menos así lo veo yo. Saludos.
EliminarQuerido Manolo, las ZEPAS y los lugares protegidos, en esta tierra donde los administradores de lo público se les llena la boca ensalzando las maravillas de nuestro naturaleza como una de las más puras y bien conservadas de Europa y ya ves los hechos por dónde van. La responsabilidad de gestionar un patrimonio que es de todos y de las generaciones futuras se diluye en la poca vergüerza y exceso de avaricia de unos pocos. Como bien dices y mal es: Rquien.
ResponderEliminarAmiga Paloma, ya sabemos como funciona la administración de nuestro medio ambiente, se halaga una naturaleza que posteriormente es machacada sin piedad con el beneplácito de los mismos. Nada nuevo en un panorama enquistado.
EliminarBuen trabajo Manolo, una vez más gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola José, como tu sabes son especies que sin ayuda tienen escaso futuro. Un abrazo.
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