Primeras llegadas
Mi primera observación de grullas el presente
otoño fue realizada el 17 de octubre, tratándose de 13 ejemplares en las
inmediaciones de Vegas Altas. Hasta finales de dicho mes la entrada de aves fue
con cuentagotas, produciéndose a primeros de noviembre una oleada importante de
la especie sobre la Península Ibérica, y especialmente sobre Extremadura,
sumando en el entorno de Navalvillar de Pela-Acedera alrededor de 10.000 en esa
primera semana de noviembre.
Sequia, cambios en dormideros
Uno de los escasos aspectos positivos que ha
traído la brutal sequia que estamos padeciendo, y ante la falta de agua en los
arrozales (donde solían dormir estos últimos inviernos), son los movimientos de
grullas desde sus zonas de alimentación hacia el embalse de Orellana. Todo un
espectáculo ver sus grandes y ruidosas formaciones en dirección a dicho
embalse, en ocasiones tras recorrer en vuelo más de 20 kilómetros, en el marco
de esos atardeceres rojizos otoñales y frecuentemente mezcladas con formaciones
de Gaviotas reidoras, Gaviotas sombrías y Cormoranes. Estampas que nos
retrotraen a 20 años atrás, cuando era habitual el paso a dicho embalse desde
sus comederos en los regadíos.
Poca comida
La falta de
alimento para la especie, seguramente nos hará ver durante el próximo invierno
movimientos no muy habituales en las grullas. Han sido muchísimos los arrozales
volteados en los que no queda un ápice de comida, las quemas de rastrojos, los
maizales arados tras ser agotados por el ganado, las encinas chamuscadas al
amparo de las quemas autorizadas, pastizales sin nacer por falta de agua,
siembras tardías que tampoco han nacido en muchos casos. Como botón de muestra
respecto a la situación que vivimos la imagen adjunta con un rebaño de ovejas
alimentándose de la paja de un arrozal, poco habitual otros años.
Noticias de la familia alemana
La familia
alemana que habitualmente convivía con nosotros en los alrededores de
Madrigalejo, y que el invierno pasado nos visito en compañía de 2 jovencitos
igualmente anillados, se vio truncada la pasada primavera por el fallecimiento
de la hembra en Alemania. Aún así, en su zona habitual de campeo ya contamos de
nuevo con el macho, al que pude ver hace alguna semana, acompañado de otra
grulla, cojeaba ostensiblemente de una de las patas, y aunque es algo
subjetivo, lo note triste, decaído, como sin energías, probablemente añorando
tiempos mejores. Igualmente también se ha pasado por la zona en la que paso su
primer invierno al menos uno de los jóvenes que tuvieron el año pasado, símbolo
inequívoco de que la vida sigue.
La familia en noviembre de 2016 |
Macho, el pasado martes |
Joven de segundo año en su zona de invernada. |
Hermanos finlandeses juntos en su
segundo año
El invierno
pasado fue observado por José Román un grupo familiar con dos jóvenes
finlandeses anillados por la zona de Don Benito. Hace algunos días pude ver a
ambos hermanos juntos en su segundo año calendario, rastreando unos arrozales
próximos a Acedera. No se trata de un hecho infrecuente, en ocasiones se pueden
ver juntos en su segunda invernada, unas veces fuertemente ligados y
siguiéndose constantemente como el caso que aquí nos trae, y en otras ocasiones
dentro de un mismo grupo pero no tan unidos.
Macho de Aguilucho papialbo en la
zona
Hace unos 20 días pude observar y fotografiar
nuevamente un macho de Aguilucho papialbo (Circus
macrourus), en esta ocasión en las inmediaciones de Moheda Alta, se
encontraba cazando en unas lindes entre arrozales. Por lo que se ve, cada vez
es más frecuente la observación de estos aguiluchos en la Península Ibérica, y
también en la Zona Centro de Extremadura. Destaca en los machos su
característico dibujo en cuña de la
punta de sus alas, que podéis contrastar con la foto aneja de un macho de
Aguilucho pálido en vuelo realizada el
mismo día.
Macho de Aguilucho papialbo |
Macho de Aguilucho pálido |
Grulla leucistica, la princesa blanca
Igualmente desde hace un par de semanas vengo
observando una grulla leucistica casi completamente blanca en los arrozales de
la zona. En otras ocasiones he visto grullas de este tipo, pero nunca tan nívea
como en este caso, resaltando su aspecto desde gran distancia y aunque mezclada
con sus congéneres, llamando la atención como una gran princesa entre las damas
de su corte.
Mesas Altas
Es triste constatar el penoso camino que le
queda por vivir a la Dehesa extremeña, en esta ocasión se trata de “Mesas
Altas”, una finca situada en el término municipal de Acedera, al lado sur de la
nacional 430 frente al cruce de Guadalperales, que ingenuamente pensaba se
encontraba a salvo de la vorágine especuladora del olivar intensivo. Al
recorrer la zona estos días, me sorprendió un manto blanco que cubría el suelo
de la dehesa, no era otra cosa sino los olivos superintensivos plantados en
todo el espacio de dicha dehesa. Antaño paraíso de las grullas y los elanios
azules, cientos de hectáreas nuevas para el olivar, al lado nuevos cerros
adehesados abancalados y listos para recibir los plantones de olivos. Nuestro
ecosistema tradicional desaparece en la Zona Centro, a cambio de regadíos
intensivos de estos cultivos, y todo ello en un contexto de sequia y falta de
agua, toda una contradicción que no sabemos si acabara algún día, nos empeñamos
en ir contra corriente y la naturaleza tarde o temprano pondrá las cosas en su
sitio.
Un placer leerte, felicidades por el trabajo de divulgación que haces. un saludo.
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ResponderEliminarGracias Abel, me alegro te guste la entrada, siempre es un aliciente para ir mejorando. Un saludo
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