La primera
observación que realice de grullas el presente otoño fue el día 7 de octubre,
cita muy temprana que corrobora mi idea de que cada vez se comienzan a ver
antes estas aves en nuestra tierra, se trataba de 3 ejemplares adultos que permanecían
estáticos y mudos en un arrozal recién cosechado, mezcladas con abundantes
Cigüeñas blancas y Garzas reales que suelen aprovechar igualmente las
rastrojeras de dicho cultivo, pocos días antes se había iniciado la siega de
dicho cereal en esta zona.
En fecha 16 de
octubre censaba 279 repartidas en varios puntos del sector oriental de la Zona
Centro de Extremadura, durmiendo algunas de ellas en la cola del Embalse de
Cubilar, y alimentándose la mayoría de ellas tanto en rastrojos de arroz como
de cereal en secano. Algunos días más tardes, el 20 de octubre el conteo se
incrementaba hasta las 378, prácticamente en los mismos puntos de ocupación que
la semana anterior, sin duda el buen tiempo que disfruta el país y seguramente el
resto de Europa ralentizan la llegada de la especie, a la espera de que el frío
enseñe sus uñas y las empuje hacia el oeste de la Península Ibérica.
También asistí el
día 20 a un bonito reencuentro entre grullas digno de mencionar: la pasada
invernada, en las inmediaciones de Moheda Alta una grulla adulta tuvo un
accidente, probablemente con algún vallado, tendido o cazador, y quedo
"desalada" (termino que se emplea en mi pueblo y en otros de la zona
para referir que un ave no puede volar por romperse o cortársele alguna/s de
sus alas).
La citada grulla "desalada" se
encontraba emparejada y sufrió en sus carnes no solo el hecho de no poder
realizar la vuelta a su tierra, sino de quedar sola y con tan mermadas
condiciones físicas, en un ambiente que
se presentaba insalvable para ella. Alimentándose de saltamontes, brotes, anfibios y probablemente de la comida
suplementaria que se echa a las vacas en la dehesa donde permanece desde
entonces, "desalada" sobrevivió en la naturaleza durante la primavera
y el verano; todo ello y pese a que se alzaron voces sobre la idoneidad de
retirar dicho animal y llevarlo a un Centro de recuperación.
Ayer por fin se volvió
a reencontrar con sus compañeras, se trataba de 5 ejemplares tanto adultos como
subadultos, en principio y guardando las debidas reservas por la distancia que
obliga la observación de estas aves para no interferir en su tranquilidad, más
aún en el momento delicado de su llegada tras un viaje tan agotador; sospecho
que se trataba de dos parejas y un subadulto, si se trataba de su anterior
pareja...parece que no perdió el tiempo en su viaje de vuelta, si bien no
traían descendencia. Si no era su pareja desde luego no dejaba de ser un bonito
acto de solidaridad en un momento de la invernada en que las grullas no suelen
aprovechar los encinares con pastizal permanente, en cualquiera de los casos
una lección sorprendente de supervivencia en condiciones adversas (no es la
primera grulla de la que tengo referencia que supera un periodo inter-migraciones
en nuestra tierra, pero si la primera que lo hace en tales condiciones físicas),
y de solidaridad entre congéneres, cuestión en la que estas aves nos dan una
lección magistral.